Este último fin de semana, el Agente de 2a. Clase Leandro Michell GONGORA RODRIGUEZ, de 24 años de edad y perteneciente a
Cobarde y vilmente asesinado por una persona, que quizás bajo los efectos del alcohol, materializó con puño, letra y un arma de fuego, una lúgubre página.
Personalmente no conocía al Agente GONGORA RODRIGUEZ, pero lo había visto en el supermercado en que cumplía servicios por artículo 222 y que significó el fin de sus días. Quienes lo conocieron, han sintetizado su pasaje por
Las circunstancias en las que muere el policía GONGORA RODRIGUEZ, han traído a mi memoria otros hechos en donde otros policías (a quienes conocí personalmente) perdieron la vida.
Me refiero al Oficial Sub Ayudante Héctor Abel COITINHO DERIGO (asesinado en una pizzería en Luis Alberto de Herrera y Rivera el 15 de noviembre de 1999, en donde se estaba perpetrando una rapiña) y el Agente de 2a. Clase Gustavo Adolfo GATTI RUBINI (asesinado en la zona marginada de Luis Bottaro, el 9 de diciembre de 2000).
COITINHO DERIGO no tenía hijos, pero a más de 6 años de su muerte, su Madre mantiene vivo el recuerdo de su hijo mayor, y naturalmente no encuentra respuesta a sus preguntas.
GATTI tenía tres hijos pequeños, los que lamentablemente conocí en el sepelio de su padre. Y el padre de GATTI, retirado policial, dijo que habiendo sido policía en los años 60 y 70, le parecía una pesadilla que su hijo hubiese muerto en acto directo de servicio.
Jamás vi a GATTI sin chaleco antibalas. Lo golpeaba en el pecho y decía que lo usaba porque tenía tres hijos por quien volver, que se lo ponía adentro de su casa y en el mismo lugar lo sacaba.
Padres e Hijos, son héroes de una Institución que no los tiene presentes. No es bueno vivir recordando el pasado, pero quienes de una forma u otra han ofrendado su vida, merecen un permanente homenaje o recordatorio.
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No existe en Uruguay, un "Día del Policía caído en cumplimiento del Deber", y lentamente las fechas se van diluyendo en la borágine diaria de la rutina o del trabajo, perdiéndose de vista a aquellos que como COITINHO, GATTI y ahora GONGORA, nos han hecho emocionarnos de tristeza, con la firme y latente convicción que cualquiera de nosotros pudo haber estado en ese lugar, ese día y a esa hora. Por suerte, no fue así. Pero no es de justicia no recordar o tener presente a nuestros compañeros a quienes el destino jugó una mala pasada.
Por eso, cuando se pretende que los policías seamos equiparados al régimen general de los funcionarios públicos para el retiro, me tomo el atrevimiento de pensar que en Lucas Obes y Agraciada, existe un recordatorio permanente a NUESTROS HEROES, que si bien eran funcionarios públicos, ANTES eran POLICÍAS, y que sus nombres están allí escritos, justamente porque eran POLICÍAS.
No es producto de la imaginación ni de un intrincado pensamiento taciturno, pero
Oficial Principal Juan Giménez Vera
Comisaria 23º
yo lo conocia a gongora un buen compañero de mi marido eterno abrazo para el y su familia
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